La mayoría de las personas están listas para renunciar. Son capaces de echar a perder todos sus sueños y objetivos ante la primera dificultad, o mucho antes, cuando comienzan las dudas relativas a cómo emprender un negocio… Así que se dirán: es imposible, tuve mala suerte, no era mi momento… elaborando las excusas necesarias para acallar esa frustración interior. Porque realmente, a pesar de todos los obstáculos, solo unos pocos continúan hasta conseguir su propósito.
Muchos de los logros más importantes en la historia se lograron por necesidad y esa misma necesidad fue la que impulsó a desarrollar la persistencia, cuando abandonar no era una opción.
La falta de persistencia es una de las principales causas del fracaso. Sin persistencia uno estará derrotado incluso antes de empezar, pero con persistencia, ganará. Si realmente eres de los que han venido al mundo a cambiar las cosas, a dejar tu huella, un pedacito de ti, si has venido a hacer del mundo un lugar mejor, siento decirte que no podrás hacerlo sin persistir. La falta de persistencia es una debilidad que se puede superar con esfuerzo y con el deseo interior que tengas por alcanzar tu propósito. Propósito, que por cierto, espero que ya tengas definido y por escrito.
Recuerda que nunca será un buen momento ni contarás con las mejores circunstancias, herramientas, contactos, personas, recursos… por eso, debes persistir a pesar de que suponga avanzar muy lentamente. Con persistencia, lo conseguirás. ¿Te han dicho que no? Vale, ¿cuál es el siguiente paso? ¿por dónde puedes avanzar? , cambia el plan, pero no cambies el objetivo. Mantén firme tu propósito, busca nuevas estrategias, pero no te rindas jamás.
No me hables de que no trabajas duro porque trabajas inteligentemente. Hablamos de persistir, no de trabajar duro. Porque no existe un sustituto para la persistencia. No puede suplantarse por ninguna otra cualidad. No olvides esto porque te ayudará a continuar cuando estés comenzando, justo cuando el camino parezca lento y difícil. Y sobre todo, independientemente de las veces que sufras una derrota, siempre ten en cuenta que:
«Cada fracaso trae consigo la semilla de una ventaja equivalente» – Napoleon Hill
Considera cada fracaso como un impulso para esforzarte más, porque la persistencia es un estado mental que puede entrenarse, perfeccionarse y convertirse en hábito. Pídele al mundo lo que deseas y trabaja en ello para conseguirlo. Los que abandonan nunca ganan y los ganadores nunca abandonan. Dile al mundo lo que pretendes hacer, pero primero muéstraselo.
Cuando apenas te queden fuerzas para resistir, deberás subsistir. Pregúntate porqué empezaste todo esto; quizá estás recibiendo tantos golpes que apenas puedes escuchar a tu voz interior recordándote cuánto deseabas aquello por lo que empezaste esta lucha.
Recuerda que solo necesitas que una única persona confíe en ti y tus proyectos: tú mismo. La mayoría de las personas permiten que sus familiares, amigos y el público en general les influyan de tal modo que no pueden vivir sus propias vidas porque temen ser criticados. Todo tu entorno te aconsejará creyendo saber qué es lo mejor para ti, pero ten en cuenta que lo hará en función de sus propios miedos, su mentalidad, sus experiencias… y lo que es seguro, ¡es que no son las mismas que las tuyas!
¡No permitas que destruyan tu estado mental! Agradece su consejo, aunque no podrás seguirlo porque estarás muy ocupado siendo persistente. Mira tu objetivo, míralo. ¿Qué no lo puedes ver? ¡Escríbelo! hazlo en presente y visualízalo, porque eso fortalecerá el deseo y el deseo te dará fuerza de voluntad. No dejes de confiar en ti, es más, eres un auténtico fan de ti. Trabaja en el plan, siempre tienes que volver al plan. ¿No funciona? Vale, ¿qué no funciona? ¿Qué puedo cambiar aquí, hoy y ahora, con lo que tengo para poder conseguirlo?
Cuando oigas el dulce cantar de la derrota seduciendo tus oídos con frases del tipo «¿merece la pena?«, grita: ¡claro que la merece! Cuando te susurre que «esto quizá no sea para ti«, responde: «déjame que te enseñe lo equivocado que estás«. Apóyate en tu propio equipo. ¿Que no tienes equipo? ¿A qué esperas para construirlo? Ah, ¿qué no tienes recursos? ¿Cómo puedes conseguirlos? Ah, qué tu propósito se lleva adelante en solitario… qué equivocado estás: ponte a construir un equipo.
En algún momento, durante el camino, te dijeron que no había que ser demasiado ambicioso, que eso era malo y podía traerte dolor, que había que ser humilde, que no establecer a qué has venido a este mundo y no reclamar lo que te pertenece, era lo correcto. No sea que no lo consigas y sientas toda esa frustración… Créeme, yo la he sentido, me ha atormentado días y noches, pero descubrí que podía usarla como combustible. Descubrí que me ayudaba a resistir porque no iba a darme por vencido, no mientras tuviese una gota de sangre recorriendo mi cuerpo. El miedo te domina, ¿y si no lo consigo?, ¿se reirán de mí? No dudes que incluso lo que más quieres y mejor se te da, va a requerir de tu resistencia interior para lograr alcanzarlo.
Y ahora, piensa. Quizá incluso tú mismo has provocado esa frustración de otros. ¿Alguna vez te ha venido un amigo, amiga, tu novio o novia a contarte lo que quería hacer y tu reacción natural ha sido decirle lo difícil que era y que fuese realista? Por favor, ser realista es el argumento favorito de la derrota. Ser realista es el camino más corto para ser mediocre. Y tú, no eres mediocre. ¿Temes que te llamen loco? Los locos somos los que transformamos el mundo. Somos los que no admitimos el status quo, los que creemos que con nuestro trabajo podemos hacer un mundo mejor, podemos hacer más felices a muchas personas, podemos crecer, podemos disfrutar. ¿Es desear esto estar loco? Pues entonces lo estoy, de remate.
Deja de preocuparte por las críticas. Porque cuando te vean empezar, te dirán que es imposible, que pronto fracasarás. Cuando te vean resistir, pensarán que tarde o temprano te cansarás. Y cuando te vean subsistir, sentirán pena por ti. Pero, ya sabemos que los que persisten, ganan. Y entonces, inevitablemente, lo conseguirás y te dirán que siempre creyeron en ti. Y por lo menos, una persona será sincera, y esa persona, eres tú mismo.
No olvides que el logro no responde a los deseos sino a planes definidos tras los cuales hay deseos concretos conducidos por una constante persistencia.
Es muy difícil derrotar a quien nunca se rinde.
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